Estoy aquí, entre la luz y la oscuridad, pero tú no me ves.
Estoy parada por ti y me rompo en mil pedazos de cristal y aunque cada pedazo muere, todo lo que siento es por ti. Sé que tu eres el único que me puede dar el aliento de vida y apesar de eso me seguiría rompiendo con tal de ver que estas bien.
Ahora me ves, ahora ya no... Sé que me necesitas... Aunque sé que pronto no lo harás.
¡¿Por qué no puedo ser yo quién te haga sonreír?! ¿Necesitas una mejor versión de mi?
Porque yo soy nada, un intento de fantasma cantando canciones olvidadas, llenas de melancolía de cuando aún me sujetabas cerca en lo profundo de tus pecados.
Me rompo en mil pedazos de cristal... y cada pedazo se pierde en la cenizas y sé que tu mano esta sola y no hay quien la tome y sé que tu podrías darme el calor que necesito para vivir.
Pues caí ante los ojos de inocencia, un corazón que no esta frío y sabe sentir.
Me rompo en mil pedazos de cristal por ti y me seguiría rompiendo más con tan solo saber que estas bien.
Le prometí a la noche cegarme de todas esas visiones de ti, y más que una promesa es un juramento que hice ante mis sentimientos. ¿Por qué es que el amor es tan cruel? ¡¿Por qué?! Si todo lo que sentí, lo sentí por ti.
Me rompo en mil pedazos de cristal... y mi corazón esta aún más roto que yo y se convierte en cenizas que quedaron atrás en el otoño.
Y sé que tu eres quien me puede salvar... por eso amor, dejé 12 flores en el altar de lo que fuiste para mi, dejé 12 flores que borrarán de tu mente que existí, y serán esas 12 flores las que absorberán la oscuridad que sembré en ti.
Me rompo en mil pedazos de cristal por ti... pero esta vez, me quedaré entre las cenizas...
Ahora me ves, ahora ya no... Sé que me necesitas... Aunque sé que pronto no lo harás...
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1 comentario:
EL DESDICHADO
Yo soy el tenebroso- el Viudo inconsolado,
Príncipe de Aquitania con la Torre abolida:
Mi única estrella ha muerto,-mi laúd constelado
Orienta el sol negro de la melancolía
En la noche del túmulo , tu que me has consolado,
El pausilipo dame, de Italia el mar envía,
La flor que complacía mi pecho desolado,
La parra en que la uva a la rosa se alía.
¿Soy amor o soy Febo?...¿Lusignan o Biron?
En mi frente la reina grabo su rojo beso;
Soñé en la gruta donde la sirena nada...
Y dos veces triunfante cruce el Aqueron:
Modulando alternados, en la lira de Orfeo,
De la Santa el suspiro y los gritos del hada.
-Gérard de Nerval, Las Quimeras (1854)
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