lunes, 23 de febrero de 2009

La Marcha Fúnebre de los Ángeles. Capítulo V: "El Canto de las Sirenas".

Desperté a mitad de la noche... Se sentía tranquilidad Keira dormía profundamente. Me levanté pues algo perturbaba mi interior, abrí la puerta del cuarto, todos dormían en sus respectivos cuartos.
Fue en ese fatídico momento que por fin escuché esa voz... Me acerqué a la ventana y miré...
La voz venía de entre los árboles... Me cambié y salí, la voz era tan hipnotizante, no quería dejar de escucharla... Su melodía era tan melancólica, tan triste y el sentimiento con el que cantaba era tan hermoso, era imposible no sentirse atraído a ella.

Empecé a caminar entre los árboles del bosque que rodeaban la casa, estaba temeroso de algún ataque, pero no pude parar, tenía que encontrar a quien emitía tan bella canción. Logré llegar a una cueva... nunca la había visto apesar de mis varios paseos por el bosque. Entré la voz se escuchaba cada vez más clara, y en ciertos silencios que hacía la melodía se escuchaba un suspiro y respiros cortados... Estaba llorando.

Seguí caminando entre la oscuridad, cuando la luz de la luna ya no me permitía ver, saqué un encendedor llegué por fin a un manantial... en medio de una cueva....era una gruta gigante, en la parte más alta de las paredes de la cueva, había aberturas por donde entraba la luz de la luna, reflejando en el agua mil siluetas de sus tristezas y sueños.
Cuando la vi, estaba sentada justo donde uno de los rayos de la luz de la luna caía, tenía un velo negro en la cara y un vestido negro. Ella sabía que estaba ahí, pero no pareció importarle que escuchara su hermosa canción.

El agua seguía reflejando las siluetas que bailaban con la tristeza de esa persona, las estrella parecían estar presentes ante tal exhalación de sentimientos, las luciérnagas llevaban el ritmo iluminando cada beat.

Ella seguía tarareando, me senté del otro lado del manantial simplemente a escucharla, mientras contemplaba las estrellas, la tonada seguía.

Ella seguía cantando, sus tonos vocales eran más allá de lo que puedo describir con palabras, simplemente no podía dejar de escuchar. Cuando escuché su voz dentro de mi cabeza, al mismo tiempo que mis oídos percibían su voz cantando.

-Bienvenido. -Dijo ella dentro de mi cabeza.- Lo que escuchas es el saludo de los ángeles, el sonido del viento.

No respondí, estaba contagiado con la melancolía de la canción pero también podía atender perfectamente a lo que ella decía.

-Muchas veces el viento merece que lo escuchemos, pues es él junto con el aire quienes llevan la vida...
Lamentablemente es el mismo viento quien ha dejado de tratar que lo escuchen.

-¿Y qué es lo que trata de comunicarnos?

-¡Oh! Querido, el viento tiene un mensaje para cada quien... somos tan pocos ahora que dedicamos tiempo a escucharlo, que ya no nos responde, aunque sabemos que está ahí. -Ella quitó el velo de su cara y lo arrojó al agua. Su cabello rojo largo y lacio escurrió por su espalda y su pecho, y prosiguió.- El viento tiene algo que decirte, por eso consiguió que escucharas el saludo que estoy entonando.

-¿Siempre es así de melancólico el saludo?

Ella sonrió y dijo:
-Alberich, el saludo es percibido e interpretado de acuerdo a los oídos que lo interceptan. En este caso, tu no tienes más que melancolía y miedo dentro de ti. Todo el tiempo estas triste pensando en qué podría ser si no te hubieras dejado arrastrar a la posición en la que te dejó alguien obstinado y perjudicado por la malicia que provoca la venganza. Apesar de haber encontrado buena compañía, unos ojos angelicales pero persuadidos por la misma venganza, has conseguido que te siga gente cegada a la realidad que tu quieres encontrar.
Tu corazón hace plegarías por ser libre y sentir, y tan fuertes han sido sus plegarias que los búhos han acudido a ellas, los mensajeros del viento acuden a los llamados de tu corazón.

Me quedé helado con lo que dijo, pues muy dentro de mí sé que todo eso es verdad, estaba llorando, la melodía de su voz hermosa seguía exaltando mis emociones, y yo estaba contento y en paz.

Ella continuó:
-Alberich, cada quien en esta vida, tiene derecho a escoger sus caminos o abrir nuevos, pero tu elegiste uno que no es tuyo, estas llevando a cabo y sintiendo algo que no te pertenece. Ahora, sólo tengo una petición para ti, párate aquí donde estoy yo, y mira hacia el agua...

Me levanté y fui hacia donde estaba ella, subí por la roca en la que ella estaba sentada, no la volteé a ver, simplemente miré hacia el agua, sentía su voz salir y abrazarme y confortarme... no había dejado de llorar cuando miré hacia abajo, una lágrima escurrió por mis mejillas y cayó al agua... Se empezó a romper la tranquilidad que había en el agua y empezaron a aparecer imágenes horribles, de sufrimiento y angustia, empezaron a surgir gritos lastimeros y de agonía atravez de la cueva.

-Lo que ves Alberich, es la proximidad de tu vida copiada, es el caos de ser alguien que no eres.

Mientras su voz decía eso sus cantos se convertían en un suplicio apesar de ser la misma bella tonada, las imágenes y manifestaciones de dolor, angustia y agonía, formaban la más tétrica de las composiciones musicales. Empecé a sudar, mientras gritaba y lloraba que parara.

-Alberich, Ten miedo de ti mismo. Pues eres igual que la misma muerte.- Ella soltó una risa malévola y se tiró al agua y desapareció.

Yo desfallecí y caí hacia atrás. Estando en el suelo, cerré los ojos y me dejé llevar por el remolino de visiones y sentimiento que sentí...

Desperté en mi cama junto a Keira... creo que todo fue un sueño... Pero cuando miré a la ventana había un majestuoso búho parado observándome.


jueves, 5 de febrero de 2009

La Marcha Fúnebre de los Ángeles. Capítulo IV: "Retratos No-Objetivos del Karma"

La noche es muy oscura, más de lo normal, las sombras de los retratos perdidos nos acechan, la luna esta cubierta por algunas nubes. Hay pocas estrellas y sigue haciendo frío.

Estaba sentada bajo un árbol escribiendo la canción más triste de la historia...

-Eleana, ¿puedes venir un segundo?

Me levanté y entré al teatro abandonado... bueno abandonado por la sociedad, porque aquí es donde habitan algunos de nosotros. Al entrar me llevé una gran sorpresa, pues en ese momento tenía lugar una reunión de muchos de aquellos que son cobijados por la luna.
Comentaban otra gran batalla que habría de tener lugar en unos días, pues habíamos terminado con uno de los líderes de el clan del sol.
Era como un carnaval de inmaculados por la oscuridad, un festín de deseos y una orgía. Mientras sobre el escenario se llevaba acabo una danza de cenizas.

Me senté en un rincón a contemplar a los comensales... Es muy difícil conocerlos a todos, de hecho no conocía a nadie, pues la estancia de muchos es efímera, cada quien va y viene a su gusto, sólo hay uno a quien he visto desde que volví a nacer bajo el signo de la noche.
Julien que a voz de rumores, sé que es de los más sabios.
Hago mención de él, porque se acercó a mi esa noche... Mientras contemplaba el descontrol de la noche, llegó con una sonrisa. Extendió su mano, la tomé y me pidió que saliéramos.

-Eleana, te he observado desde hace algunos meses... Y he de decir que me intrigan todos los pensamientos que me han llegado de tu mente.
-¿En verdad me has seguido y leído mis pensamientos?
-Es inevitable escuchar lo que piensas, pues tu confusión y tu tristeza piden a gritos ser consoladas.
-No sé que decir...

-No digas nada y mejor escúchame tu a mi.
La ignorancia es una bendición, ninguna sabia mujer ha fallado en decirlo, ni en lo que dicen: "La negligencia lleva a la perfección". Pero tu eres diferente, tu no olvidas, no abandonas.

-Mientras más trato de voltearme de la multitud, más siento que mi espalda es apuñalada. Por más que trato de escapar, más levanto el cuchillo, el cuchillo de el alivio contra toda la irrelevancia. Para por fin poder dormir durante las noches.

-Llamó tu atención una figura, una cara, vigilaste su lenguaje y sus palabras te sedujeron. Fue una plaga para .
-Caí en unos ojos cálidos...
-Un corazón que no estaba frío....
-Si...
-Ser perseverante condena... Ignoraste el dolor de todo este torniquete que te ata.
-Es ridículo ¿verdad?
-El karma fue esculpido por accidente Eleana, te dejaste llevar por un cuento de hadas... pero no escuchaste el cuento en el lenguaje de los fantasmas.
-Nadie me advirtió que los lobos vendrían a perseguirme.

-Tu siendo la víctima dejaste que rasguñaran y mordieran, cuando debiste de haber apuñalado. Por eso escogiste renacer bajo la luna Eleana, es una vida solitaria.

-Lo sé... Los fantasmas de mi vida mortal me acechan de nuevo, me dejé morder por los lobos. No creí que tuviera que clavar mis colmillos en el corazón de alguien más para poder sanar el mío.

-Es verdad, una parte para ti y que puedas sanar... y otra para los fantasmas del pasado, un rasguño en tu piel, una gota de sangre para dejarlos entrar en ti. Sus palabras provocaran una dulce fractura como de una pedrada, pero no hay palabras más sabias que las de tu propio pasado. Déjalos tener su festín en tu piel, déjalos que marchiten esa rosa que se esculpió por error y permite que la caída de sus pétalos te fortalezca.

-Julien... ¿Cómo es que te diste cuenta de todo? Mantengo mi mente cerrada...
-Ha,Ha... Eleana, tus ojos te delatan, pues lloran en silencio... Eres un ser hermoso, pues tienes el alma de un niño... inocente, aún sientes como uno y tratas de amar.
-¿Tu no tratas de amar?
-Yo lo hice... pero ahora después de tantos años creo que he olvidado como es eso de amar.
-¿Es eso lo que me espera? ¿Ser fría y miserable?
-No necesariamente... yo preferí bloquear mis sentimientos, y ahora creo que no puedo quitar el bloqueo.

En ese momento por fin crucé la mirada con Julien... Era hermoso y sabio. Sus ojos negros eran fríos... su cabello negro lacio, con su fleco detrás de la oreja... su boca formando una "M" perfecta, su nariz respingada...
Pero no pude más que mirarlo y sentir que el también pedía ayuda.

-Si Eleana, tu calidez me atrae, y te deseo... Ya no puedo más con este frío que me consume. Y sé que tu también me necesitas a mi.

Sus palabras me dejaron atónita, jamás creí poder llegar a ser la compañera de Julien. Soy la única que sé algo de él... y sé que puedo saber más y cobijar su corazón y enseñarle de nuevo a sentir.
En ese momento Julien me besó, un beso que él empezó con miedo, pero sentí como poco a poco se volvió un beso cálido y sin temor.