martes, 23 de noviembre de 2010

Libro II. La Marcha Fúnebre de los Ángeles. Capítulo II: "Apertura"

Entonces fue cuando escogí abrir los ojos, un hospital psiquiátrico. En medio de un lugar nevado. Una vista a la ventana vale más para quedarse loco. Todo es blanco, pero es un blanco oscuro, no gris, más bien es un blanco desconfiable, de semblanza triste, llena de melancolía a quien se enamore de él. Y si en vez de mirar por la ventana decidiera salir del cuarto, me encontraría entre paredes obsoletas y llenas de pánico. Dentro de los sueños bondadosos de algún desquiciado que trató de ayudar as mentes igual de incomprendidas que la propia.
Aquí me despiertan para ir a desayunar, una bandeja de plástico con un vasito con píldoras, mis eternas amigas. Como las porquerías que nos ponen enfrente, voy a terapia, personal con un doctor qué parece más perdido que mis propios deseos.


Sí, sigo en búsqueda de tí, un travesía por el espacio entero hasta el hoyo negro de tus ojos grises. Sí, tal vez quisiera a veces escapar, pero por reglas de la física todo es en círculos, siempre voy a derivar en tí. Atravesé hasta los sueños más pútridos y acepté los destierros a los que me sometí. Ya hasta las mentiras carecen de sentido, son compuestas en palabras y versos, a veces hasta la prosa se niega a hablar más de ellas. Es como si el invierno negara a la primavera, o el otoño al invierno.

Ya los mares fluyen desde lo más recóndito del centro de mi vasto reino. El cielo es más azul... aunque los atardeceres casi siempre son rojos. Los eternos hielos no se derriten, se evaporan. En el cielo se condensan y migran, a congelar la piel más herida. Las brigadas de nieve siempre siguen el invierno. Persiguiendo el aire frío de todos los atardeceres grises... Y al blanco y negro, siempre blanco y negro. En absoluto silencio. Ahora en sueños las aspiraciones cálidas están atrás. Queda la realidad. Queda la existencia. Queda la eternidad.

Queda la verdad enterrada, el tesoro de magnitudes históricas, el simple templo del saber, pero ellos creen que porque mi templo del saber es mucho más oscuro, estoy perdiendo la noción de la realidad. En fin, salgo, me sientan, me da ansiedad, las pastillas son más nocivas de lo que aparentan, sin embargo sales, escapas. No existe nada, sólo tú y tu sombra. Tú y la oscuridad.

Un año transcurrió, la ví a los ojos, vi a la muerte de frente, inclusive viví un momento entre sus manos. Los rezos de un ángel me salvaron. Aún así, me visto de negro, blanco y negro. Incineré mis pecados en el fuego. Él no me olvidó. Sólo me castigó a esta eternidad intangible y de revés.
¡Caos, caos, caos, caos, caos! Ya recuperé la energía directa. Una descarga de electrónes.
Abro los ojos. Y sí, estoy en un manicomio. Pero puedo escapar, llegó el momento de ir a reclamar mi trono lunar.

A fin de cuentas, por eso se me llamó MAJESTAD.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Libro II. La Marcha Fúnebre de los Ángeles. Capítulo I: "Colapso"

Váya, fue considerable el tiempo transcurrido... Aún no recuerdo quién soy, tampoco a dónde voy, pero sé quién soy. Sí, lo sé, parece confuso. Bienvenido a mí concepción, aquí es donde yo controlo, es dónde yo mismo manejo mis incongruencias. ¡Ah! Sí, aquí mismo colecciono ilusiones, las valoro y las mantengo alto, son fracciones de sueños enteros. Multiplica 6/8 de una ilusion por 7/4 de un sueño, divide una emoción entre 7/8 aflicciones sin importancia. Todo deriva en partículas y residuos del colapso de rayos gamma. Malditas colisiones, destantean a quien se tenga que atener a una. Aquí las palabras te delatan, nunca serán tan fuertes para romper el bajo cero. Aquí nada es más frío, ni el acero. Aquí la mente se debilita, todas esas fracciones de segundo elevadas a una potencia de milésimas de segundo no se comparan a la tormena menos densa.

Y los mártires se sobredosificaron. Todo es bipolar, aquí los polos opuestos sí se rechazan. Puedes caminar por meses, y nunca llegarías a ningún lado, pero si volteas para arriba sabes que tienes que escalar. Aquí no hay más ofensas, por que si te ofendes significa que no has aprendido nada. Aquí la oscuridad sí predomina, pero redefínela. Creces de adentro hacia afuera, no atrayendo cosas adentro.

Es el camino del psicópata, es la sonrisa del demente, es la mirada del sociópata. Aquí tú idea más original, es un gargajo de cualquier genio que ya pasó. Allá nadie es auténtico, todos caen en el mismo sistema y funcionan igual, nadie se da cuenta que usar y manipular el sistema es igual o más fácil de controlar. En mi boca ya pereció la felicidad, y de la "A" la "Z" todas mis palabras son dignas de matar, pero... ¿De qué sirve aniquilar al abecedario? Mejor utilizarlo para crear, desde las palabras y las frases, hasta versos incongruentes escondidos en la novela de algún maniaco depresivo.

Me hostiga... ¡La oscuridad me hostiga!

¡Demonios! Soy yo de nuevo. Me conscienrne saber el paradero de mi arrepentimiento y de mis desdenes de prudencia. Convertí mis sueños en en caricias concubinas, voltée las delicias del pecado y las hice dignas de un festín. Los dioses ya no se paran por aquí, más que Tánatos e Hípnos, uno viene a recordarles a todos que se están muriendo, el otro siembra ideas en sus sueños, y las controla. En el inframundo sólo queda una pequeña flama titiritante. La luna es más sombría, es quien marca lo lúgubre de mis amaneceres. Por fin, estoy donde pertenezco, soy como un tiburón en sus aguas oscuras. "El que camina sin temor entre los muertos". Irónicamente hablando, estoy más vivo que los que se jactan de vivir, pero la realidad esque soy parte de esos himnos de lamento.

Ahora yo controlo el viento, soy el director de orquesta y ahora interpreta su réquiem para mí. ¿Escuchas ese silencio? ¿Ese silencio en particular? Ese silencio es la bienvenida de los ángeles caídos...

Gula, lujuria. ¡Bienvenido! Avaricia, Pereza. ¡Contempla! Ira, soberbia. ENVIDIA.
Esta ya es una orgía sin desdicha, es una orgía de placeres inmersos en sí mismos. Pero esta vez el negro predomina! ha, ha, ha, ha! El festín carnal comienza, es un carnaval de suculentos placeres y excesos. Camerinos llenos de tendencias, convergen con las carencias. Ironías de goze, incubinos y succubinos, alteraciones químicas, reacciones físicas. Mientras me aproximo, siento asfixie y continúa en incremento. La iluminación es ténue convierte las sombras en eternos destellos de apariciones y fracciones de tiempo. Las frecuencias avanzan en armonía y tensiones. Me siento uno con ella. Los ojos se van cerrando, creando el entorno completamente negro. Fragmenta los colores. Los suelos se convierten en colchones, los sillones alimentan las perversiones.

Fraudulento es el criterio que rige por aquí, amor suena a incongruencia demencial, es más ya nisiquiera suena. Los momentos ser perdieron, el tiempo permanece. He visto cambiar las estaciones, el invierno continúa bailando vestido en blanco y negro.
Es muy silencioso, tanto que mis pensamientos aún acarician mis arrepentimientos. Los sentimientos se perdieron hace años, ya no distingo el frío. Camino en el hielo, y sigo orgulloso de quien soy, el dolor es amíbgüo, la eternidad espera y el mundo es mío para devorar. A veces, muy rara la vez, recuerdo esos hoyos negros en tus ojos, la fuerza de gravedad me atrajo hacia ellos, malditos ojos grises. Por tí estoy aquí, asumiendo la oscuridad...