La luna sigue brillando, Eleana tiene un par de horas que se fue... Me quedé dormido. Tuve un sueño bastante peculiar.
Me encontré a mi mismo parado sobre una nube, con unas majestuosas alas blancas. Volaba atravéz de los cielos aún más arriba que las aves... Me acercaba a una isla en el aire, llena de individuos con alas como las mías, pero al acercarme, flechas de color carmesí me herían, algunas de ellas penetraban mis alas y caí, en el trayecto hacia el suelo mis alas empezaron a tornarse negras, iba cayendo hacia un precipicio lleno de espectros y muerte, mientras más profundo se hacía el vacío más cosas espeluznantes veía... cuando por fin caí... abrí los ojos en un lugar lleno de fuego y furia. Cuando me levanté y extendí mis alas que estaban en fuego, gigantes llamaradas crecieron a mi alrededor, mientras un espectáculo de perturbados y rencorosos se acercaba hacia mi, clamando mi nombre y mi autoridad.
Una eterna canción formada de sollozos, llantos y lamentos. Una visión de tristeza y rencor. Las flamas cesaron y todo quedo en oscuridad. En mi corazón aún brillaba el fuego negro. Y los rostros pálidos de ojos grises se acercaron, y fue tan... acogedor.
Desperté sin agitación, estaba perfecto, me miré al espejo y mis ojos estaban completamente negros y se formó una imagen en el espejo de fuego y espíritus. Sacudí la cabeza y tallé mis ojos, todo estaba normal, mi reflejo era normal, excepto por mis ojos, ya no eran cafés sino negros. Un negro profundo y en ellos se formada un espiral.
Decidí que tendría que buscar a Keira, pero esta vez, tendría que confrontar a Julien. Él combate con su música, la cuál penetra en los más profundo de tu sentir, utilizando los sentimientos como arma. De modo que combatiré de la misma manera. Tomé una flauta transversal que tengo desde que mi padre murió. Él me enseñaba, y cuando partió camino conmigo decidí guardarla.
Nunca fui muy bueno para tocar la flauta, la armé, la puse en mis labios dispuesto a tocar... y las primeras 2 notas... La y Fa sonaron tan dulces pero a la vez tan punzantes. Empecé a sentir como de mi corazón brotaban mis tristezas e hice por primera vez una melodía. Seguí tocando hasta que el atardecer muriera.
Ya entrada la noche salí, llegué cerca del viejo teatro. Me subí a la rama de un árbol que esta enfrente del teatro y empecé a tocar. Comencé a sentir presencias y miradas, reteniendo su hostilidad ante mi música. Cuando en el balcón del teatro empezó a acompañarme el sonido de un violín, todo empezó a cuadrar armónicamente, era una batalla en la que no habría un ganador, pues simplemente cada instrumento complementaba al otro, ninguna nota quedó al aire, todas entraron en cada uno de los corazones que nos escuchaba.
La tonada del violín se volvió agresiva, por fin me estaba atacando y sentía cada una de sus notas rasgar mi pecho, de modo que convertí mi dulce melodía en un suplicio para mi contrincante. La melodía más aguda se convirtió en flechas para los oídos y el cerebro del violinista.
Por fin, dejó de tocar y vi su figura caer desde el balcón al suelo.
Me acerqué a cantar victoria... Una multitud rodeaba al derrotado... Cuando abrí camino para verle la cara me quedé pasmado....
No supe que hacer...
¿Qué demonios pasó?
...
Era Keira, en un punto de agonía... me miró y su llanto brotó... la acomodé entre mis brazos, sus lágrimas eran ácidas, quemaban mi piel. El dolor sometía mi corazón, sentía como el remordimiento comprimía mi pecho, las lágrimas salieron de mis ojos.
Keira me miró y me dijo: -Perdóname Alberich, era mi mente trastornada luchando contra ti, yo nunca te haría daño... -mientras tocía y sufría espasmos agónicos... -Alberich, sucumbí ante la oscuridad... y perdí... perdóname....
Keria lloraba... Yo también mientras la tranquilizaba diciéndole que todo estaría bien, aunque ni yo mismo creí mis mentiras.
-Él me engañó Alberich, me ofreció una salida a todo aquello que me ataba y creí que sería cierto. Perdí Alberich... nunca quise hacerte daño..... en verdad... te... amo...
Keira dejó de respirar y yo olvidé respirar, millones de pensamientos giraban en mi mente. Era como un cuento lleno de ruido y furia que no significa nada*. Estaba perdido en mi lamento y en mi llanto; nunca había llorado tan fuerte, miré al cielo y la luna se había vestido de luto. Empezó a llover, ella misma estaba sumergida en la tristeza, la luna acompañaba mi pena. Abracé el cuerpo inerte de Keira, acariciaba su cabellera rubia sin parar de llorar, los rostros pálidos empezaron a alejarse, creo que ellos mismos sintieron el dolor que prevalecía en el aire.
Me quedé solo con el cadáver de un ángel caído, miré de nuevo al cielo y en la azotea del teatro una silueta masculina que había contemplado la escena con cierta ternura, dijo con la misma calidez:
"Pronto la lluvia apagará el sol, y todo será unido bajo el calor de la tristeza y la nostalgia."
*Shakespeare. Macbeth.
domingo, 19 de abril de 2009
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